El bar
Nuestro cigarrillo.
El de bocanadas compartidas
y besos de turno en una noche
de charcos y ritmos lejanos.
El humo sinuoso en la magia
del oscuro bar de una esquina.
El, mimetizado con los ladrillos de un burdel,
busca la identidad perdida hace años.
Se fue de la memoria de todos
y quedo estampado como postal
en algun corcho suburbano de viajantes.
El tango impreso en sus paredes mohosas
le dan un aire melancolico, casi toxico.
Los gatos huerfanos le cantan una cancion de cuna
y el se duerme, ya sin recuerdos.
Queda vacio en su esquina,
tirado en un sordido codigo postal.
En una dimension paralela
de melancolias agrias.
ALEJO GONZALEZ LOPEZ LEDESMA