Encuentro Literario Virtual
  Grecia
 
POESÍA GRIEGA





La poesía griega tiene unos orígenes oscuros, por los problemas que plante la propia historia de Grecia y del resto del mundo en los periodos de formación de la escritura. Podemos distinguir, a efectos meramente expositivos, tres períodos:

1).- CIVILIZACIÓN GRIEGA ARCAICA: El origen de la poesía griega hay que situarlo en Homero, del que no se tiene ningún dato real acerca de su existencia. Algunos estudiosos creen que se trataba realmente de un título como posteriormente fueron "bardo", "juglar" o "trovador", por lo que prefieren hablar de poemas homéricos. La Ilíada se supone compuesta en el siglo VIII a.C. y canta el hecho histórico más notable del pueblo griego: la guerra de Troya, aunque el relato se ha embellecido con muchos detalles fantásticos y mitológicos. La Odisea se cree compuesta cincuenta años después, y narra el regreso de Odiseo (Ulises) a su patria, con todos sus viajes y aventuras que preparan la venganza final. Ambas obras han servido de influencia a todas las culturas mediterráneas, llegando a nuestra época con el mismo interés que hace tres mil años.

A finales del siglo VIII a.C. surge la figura de Hesíodo, que continúa utilizando los procedimientos y los metros de la poesía homérica, pero con un espíritu muy diferente y aplicando su imaginación sobre los aspectos del realismo de la vida cotidiana.

La poesía épica se marchitó rápidamente dando lugar a una nueva poesía caracterizada por la influencia de la música oriental y al mismo tiempo por el individualismo de los griegos: la lírica. Cabe considerar como padre de la misma a Arquíloco de Paros (S.VII a.C.), La poesía lírica pronto contó con importantes poetas, como Tirteo (S.VII a.C.), Alceo (S.VI a.C.) y sobre todo Safo de Lesbos (S.VI a.C.), a la que Platón llamó "la décima musa".

2).- LA GRECIA CLÁSICA: La poesía lírica culmina en el siglo V a.C. con Anacreonte, que compuso sus versos para ser cantados a una sola voz al son de la cítara, y sobre todo con Píndaro de Tebas, que compuso 17 libros de Odas en las que cantó a los atletas vencedores en los juegos públicos, y que se dividen, según estos, en Olímpicas, Píticas, Nemeas e Istmicas. Píndaro es el más grande de los poetas líricos griegos y a la vez el último, pues el género se extingue en el siglo IV a.C.

3).- LA ÉPOCA HELENÍSTICA: A partir del siglo III a.C. comienza la decadencia de la cultura griega y consecuentemente de su poesía. Hay que señalar la aparición de un género nuevo: el poema didáctico, consagrado a la exposición de conocimientos científicos. Hubo poemas de agronomía, medicina, plantas medicinales, serpientes venenosas, etc., pero el que más éxito alcanzó fue Los Fenómenos de Arato de Soles, un tratado sobre las teorías astronómicas de Eudoxeo, ya anticuadas cuando se escribió el poema. También en este género hay que destacar a Licofrón, con la obra Alexandra, que es una recopilación de profecías puestas en boca de la troyana Casandra, y a Calímaco de Alejandría, autor de himnos, elegías, epopeyas y amante a los mitos y episodios poco conocidos.

Precisamente un discípulo de Calímaco, Apolonio de Rodas, resucita la poesía épica con su Argonáuticas, 6.000 versos para cantar las aventuras de Jasón en busca del vellocino de oro.

Como cierre de oro a una cultura fascinante, aparece otro género nuevo: los epigramas, que eran pequeñas obras, derivadas de las inscripciones métricas que se grababan sobre las tumbas, y que exigían gran destreza para encerrar en algunos versos un sentimiento valedero o espontáneo. En este arte destacan Teócrito de Siracusa (330-240 a.C.), también máximo representante de la poesía bucólica, y Maleagro (140-60 a.C.), al que además le corresponde el honor de ser el primero en realizar una antología de epigramas de autores de la época.

SAFO

Safo de Lesbos está considerada la poetisa más grande de la historia. Poco se sabe de su vida. Vivió en el siglo VI a.C. Nació en Mitilene, isla de Lesbos. De familia noble y de gran belleza física fue contemporánea del poeta Alceo, de quien se supone amante. Se vio obligada a refugiarse en Sicilia por criticar al tirano Pítaco. A su regreso fundó una escuela literaria, en la que se enseñaba también gimnasia, música y danza; las mejores familias educaron allí a sus hijas. Los fragmentos que hoy conservamos de sus poemas indican que Safo enseñó su arte a un grupo de mujeres jóvenes, con las que mantuvo una estrecha relación y para las que compuso sus odas nupciales cuando la abandonaron para casarse. No está probada la hipótesis de su homosexualidad (origen del término "lesbianismo") y se atribuye normalmente a Anacreonte, nacido medio siglo después, tal hipótesis. Después de su muerte, Mitilene acuñó monedas con su busto y los atenienses le erigieron una estatua de bronce. Platón se refirió a ella como "décima musa".

La poesía de Safo se caracteriza por la exquisita belleza de su dicción, su perfección formal, su intensidad y su emoción. Compuso nueve libros de poesías en dialecto eolio, pero sólo se conservan unos 650 versos, extraídos de citas tardías y del moderno estudio de papiros.

La versión castellana que damos son las de los hermanos Canga-Argüelles (Cantinelas) y José Antonio Conde (fragmentos).

(Cantilenas)

Desciende, Venus bella,

y en las doradas copas

con el suave néctar,

mezcla purpúreas rosas,

y a mis dulces amigos

que tu deidad adoran,

con divinal bebida

inspira y alborozada.

*

De los verdes manzanos

en las frondosas cimas,

con estruendoso ruido

las aguas se deslizan

las puras frescas aguas

que el peñasco destila;

el delicioso estruendo

de las hojas movidas

del apacible viento

suave sueño inspira,

y con Venus hermosa

soñaba que dormía;

mas de las altas ramas,

del viento sacudida,

una roja manzana

de mi sueño me priva.

*

Al Olimpo volara

si alitas yo tuviera,

cual cándida paloma,

y a Pafia la risueña

mis cuitas contara,

mis amorosas quejas,

y de allí a las alturas

de los montes viniera,

y enlazaran mis brazos

la causa de mi pena:

que el amor dulce amargo

con fiera violencia

mi corazón impele,

le arrebata y le lleva,

cual viento impetuoso

arranca por las selvas

en los excelsos montes

a las encinas gruesas.

*

Morirás, bella joven;

ni servirá ser bella,

ni quedará memoria

de ti sobre la tierra,

porque las frescas rosas

no has gozado de Pieria:

y así desconocida

irás a las cavernas

del horroroso Dicte,

ni será quien te vea

cuando en las vanas sombras

des fugitivas vueltas.

*

Amor bulle en mi pecho

y sin cesar voltea

mi corazón amante

y acá y allá le lleva;

mis miembros desenlaza

su poderosa diestra,

y en viéndome rendido

ya me desprecia y vuela;

tiene sus lindas alas

cual ave, mas es fiera,

y dulce y apacible,

y de indomable fuerza.

Atis, de tu abandono

al crudo Amor te queja,

que en los ojos me abrasa

de Andrómeda la bella.



(Fragmentos)

Yo te conjuro, por la amistad nuestra,

que escojas otra de más pocos años,

pues yo, que mucho con la edad te excedo,

nada te sirvo.

*

Yerno feliz, ya coronó himeneo

de tus deseos el ardor sublime,

y la doncella que quisiste tanto

ya la posees.

*

Con la suave Venus,

en delicioso lecho,

dormí entre frescas rosas,

dormí amorosos sueños.

*

Contigo, noche amable,

vienen todas las cosas;

viene el vino agradable,

las cabras presurosas

también vienen gozosas,

y la tierna doncella

torna a su madre bella.

*

Amo el brillante lujo,

amo las cosas bellas,

y el esplendor y el fasto

mi corazón desea.

*

No lo sabes, amigo;

no soy como pensabas,

ni en mi pecho se oculta

ardiente fiera saña:

soy blanda y apacible,

de la risueña Pafia

anhelo las delicias

y el tierno amor me agrada

es el sol de mi vida,

y dulcemente el alma

inspiró sus placeres

y dulce amargas ansias.

*

En un florido valle

una graciosa niña

al alba rociada

bellas flores cogía;

mas era la muchacha

más que las flores linda.

*

Delante de tu amado

muestra toda tu gracia,

y de tus bellos ojos

la suave mirada;

tu dulce ardiente fuego

los corazones pasa

de los tiernos amantes,

y los rinde y encanta.

*

No es justo, la tristeza

lejos, lejos se vaya;

¿para qué las tristuras

en la apacible estanza

de las canoras Musas,

que alegres himnos cantan?

Inútiles tristezas,

ni convienen, ni agradan.

*

Cantar ahora quiero

estos tiernos cantares

a mis dulces amigas

para templar así mis males.

 

 
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